Estimados Hermanos: Comunidad de San Juan Apóstol y Evangelista.
Por este medio quiero saludarlos y compartirles algunos sentimientos que me inundan en estos momentos en que empiezo a sentirme parte activa de su comunidad. O mejor dicho de nuestra comunidad.
No me es ajeno nada de lo que vivimos en nuestra ciudad, dado que siempre he vivido aquí en Juárez. Este sector de la ciudad lo tengo en alta estima, dado que durante cerca de cuatro años estuve en la comunidad de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote.
Creo que ustedes se encuentran a la expectativa en torno a aquello que dentro de nuestra comunidad cambie al tener un nuevo pastor. En lo personal les comparto que me encuentro tratando de responder a aquellas responsabilidades que de primer orden me competen. Aquello que conlleva mi presencia obligada en los actos litúrgicos.
Por ese canal pueden ustedes beber un poco del mensaje que como pastor está uno obligado a dar. Los bautismos y celebraciones litúrgicas son los momentos en que después de una reflexión seria, comparto un mensaje espiritual. Siempre tomo en cuenta a los oyentes, y se que son parte de la comunidad y no toda la comunidad. Pero, recuerden que muchos mensajes tratan de alcanzar a toda la comunidad.
Vivimos un tiempo de madurez en nuestra diócesis en donde a través de reuniones y encuentros decanales hemos dejado de ser comunidades aisladas y autosuficientes. No es un orgullo decir nada que en comparativo con otras comunidades nos haga sentir superiores. Hoy más que nunca, me siento dependiente del consejo de los hermanos sacerdotes del decanato y de la diócesis. Los agentes de pastoral son auxilio imprescindible no importando la comunidad a la cual están integrados regularmente y que vienen a apoyarnos en actividades específicas.
Por otro lado, sepan que se valora infinitamente lo que en trabajo pastoral han hecho mis predecesores. Nada se puede pensar que estuvo mal hecho, siendo que se hizo con la mejor intención, movidos por el espíritu de servicio y según las necesidades que en ese momento apremiantes se requerían. Pero ustedes y yo nos damos cuenta de la necesidad de cambiar para mejorar. Muchas comunidades encuentran en el cambio, el único modo de dar respuesta a los problemas que de forma novedosa se presentan.
Yo les pido que tengan mucha paciencia. Poco a poco iré dándome un espacio de tiempo para visitarles y hacerles sentir mi cercanía como grupos. Agradezco de todo corazón las atenciones que han tenido con nosotros desde el primer momento en que nos presentamos con ustedes.